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«Estuvimos abiertos y la gente se adaptó a lo que había»
En la cafetería ·
«Si tienes una cerveza y algo para comer, todo el mundo se relaja y es mucho más fácil», explicaban en el Café ChemaSecciones
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En la cafetería ·
«Si tienes una cerveza y algo para comer, todo el mundo se relaja y es mucho más fácil», explicaban en el Café ChemaCon un día de solazo como el de este martes en Santander –en la capital se sobrepasaron los 27 grados–, Flori Revuelta y su compañera en el Café Chema (en la calle San José) no tenían ni un segundo para las explicaciones. Tal vez por eso, medio en broma y medio en serio, decían que las cuatro horas largas que duró en su zona el apagón «no fueron para tanto». «Estuvimos abiertos», resumía entre un vete y ven de cafés y de llenar bandejas con destino a la terraza, junto a la iglesia de Los Jesuitas. «El que tiene gas, y nosotras tenemos una cocina de gas, lo llevó bien y pudo trabajar. Vendimos lo que pudimos con eso dentro del caos de gente que venía a tomar algo aquí y también los que se acercaron a llevar comida para casa porque no podían hacer nada».
Era el tema de conversación en la barra, claro. «Si hay luz todo va bien», le contestaba Flori a un cliente que le preguntaba cómo iba «el día después». «¿Con tarjeta o al contado?», le preguntaba a otro. Durante el apagón, no hubo margen para ese asunto. «Todo el rato que duró estuvimos únicamente con el pago en efectivo, pero al final fueron poco más de cuatro horas». Y sin cafés. «Todo lo enchufado –caso de la cafetera, entre otras cosas–, nada», asentía la hostelera.
En su caso, insistía, la cocina de gas fue una bendición que no les dejó sin actividad. Y la responsable del negocio quiso destacar el papel que jugó la clientela durante la jornada. «La gente que vino se adaptó a lo que había, a la situación. Lo entendieron perfectamente. Vendimos cervezas, refrescos, vino...». Y lo que podían poner para comer gracias al gas. «Hemos sobrevivido», resumía. Para explicar, de hecho, la comprensión de su gente, Flori dibujó una estampa muy gráfica de lo vivido: «Si tienes una cerveza y algo para comer y estás sentado en la terraza –el lunes también se pudo estar–, la gente se relaja».
Además, el parón en la electricidad no dejó consecuencias en forma de pérdidas de género. Un alivio importante para buena parte de la hostelería. «Al ser el tiempo que fue, lo de las cámaras aguantó y no ha pasado nada».
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