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La nueva PAU pone a prueba este martes a más de 3.000 alumnos de Cantabria

Los exámenes de acceso a la universidad estrenan un modelo más armonizado y con menos optatividad. Los estudiantes llegan, un año más, «preparados, pero nerviosos»

Mada Martínez

Santander

Lunes, 2 de junio 2025, 07:06

María Alonso Manjón quiere convertirse en la primera enfermera de su familia. Su empeño nace de una vivencia personal que ha transformado en unas formidables ganas de «ayudar a los demás». Es así de sencillo, «es totalmente vocacional», cuenta con decisión esta alumna del Colegio Kostka (Santander), que estos días se prepara para superar el penúltimo escalón antes de saltar la educación superior. Es la PAU, son las Pruebas de Acceso a la Universidad que comienzan mañana y en las que se han inscrito 3.074 alumnos en Cantabria, 2.940 bachilleres, como María, y el resto de Formación Profesional.

Es normal que haya quien tuerza el gesto ante el acrónimo PAU. Es nuevo. Hasta el año pasado, en Cantabria se celebraba la EBAU. No es el único aspecto que ha cambiado o conciliado respecto al resto de territorios: también lo han hecho las fechas de las pruebas, ya que Cantabria y la mayoría de las autonomías celebran a partir de mañana y durante tres días la PAU, que, al margen de los debates sobre su idoneidad, servirá de nuevo para ordenar y baremar el acceso a los grados, sobre todo, a los que tienen una nota de corte más alta. En la Universidad de Cantabria (UC), las más elevadas del curso 2024-25 son la del doble grado de Física y Matemáticas –que, no obstante, dispone de doce plazas– y Medicina, que suele estar arriba en este tipo de rankings.

No hay examen común (ni posible) para los más de 300.000 estudiantesque concurren este año a las pruebas, pero «se han armonizado» aspectos relativos a los contenidos y horarios, apunta Alberto González, coordinador de la PAU en la Universidad de Cantabria (UC), que junto con la Consejería de Educación son las dos patas que sustentan la Comisión Mixta que organiza la convocatoria autonómica –la UC se encarga de ejecutar la planificación previamente acordada y sus profesores tienen la potestad de confeccionar los exámenes en última instancia–. No obstante, la armonización de las pruebas se hará más patente en 2026, cuando se plasme el trabajo hecho desde la CRUE para «mejorar la equidad entre territorios y facilitar una mayor coherencia en el diseño de las pruebas», precisa la propia Conferencia de Rectores y Rectoras de las Universidades Españolas.

Al margen, la PAU ya está en transición. Lo hizo el año pasado y este vuelve a introducir algunos cambios en los exámenes, cuyos modelos se dieron a conocer en Cantabria a finales del pasado año, previa 'revuelta' del alumnado y profesorado de Secundaria, deseoso de tener más claras las guías y señales que delimitan el camino del nuevo modelo. Las preguntas de corte competencial tendrán un peso del 30%, recuerda González, y estarán, por tanto, en sintonía con el modelo de enseñanza asentado en las aulas. También se reducirá en la PAU la optatividad que se introdujo para paliar los efectos de la pandemia –habrá que estudiarse todo el temario–, y con todos estos mimbres, el examen que más papeletas tiene para cambiar es el de Historia de España, que incluirá comentarios de texto o imágenes para probar las capacidades del alumnado más allá de lo meramente memorístico.

Así, los estudiantes de Cantabria «llevan un año entrenándose» para esta PAU, recuerda el coordinador, que se estrena este año en el cargo, si bien conoce las dinámicas de la convocatoria, puesto que ha sido responsable de una de sus materias. González recuerda que en la web de la UC figura toda la información pertinente, así como un ejemplo de examen por asignatura. «Lo más importantes es no ponerles nerviosos. Llevan un año entero estudiando y preparándose. Y los resultados de la PAU –en ediciones anteriores– demuestran que la mayoría de los estudiantes accede a la universidad», subraya González. En 2024, el 97,97% de los presentados en Cantabria superó la EBAU, el porcentaje de aprobados más alto de los últimos años.

  1. Imagen principal - «No entrar a la primera no significa que no alcances tu sueño»
    María Alonso Manjón Colegio Kostka

    «No entrar a la primera no significa que no alcances tu sueño»

María Alonso se sabe de memoria la nota de corte de Enfermería: un 12,21. Quiere estudiar en la UC ese grado de calificación exigente –«ha subido más de medio punto» de un curso a otro– y va dando pasos en esa dirección. Tiene buena media en Bachillerato y confía en que los nervios no le traicionen a la hora de plasmar lo aprendido en las dos fases de la PAU. Se prepara entre la academia y el colegio, estudiando por bloques, haciendo comentarios y acopio de las dudas. «Organizarse es importante durante el curso, ahora también». A las puertas de la universidad, tiene «ilusión por el futuro, y por hacer lo que más me gusta». Su mensaje final irradia madurez: «No entrar a la primera no significa que no puedas alcanzar tu sueño».

  1. Imagen principal - «Sin lugar a dudas, 2º de Bachillerato ha sido el curso más exigente»
    Pau García Tordesillas IES Santa Clara

    «Sin lugar a dudas, 2º de Bachillerato ha sido el curso más exigente»

Pau García deja atrás el que ha sido, «sin lugar a dudas, el curso más exigente» de todos: 2º de Bachillerato en la modalidad internacional-científico-tecnológica. Lo ha superado con creces. «Estoy contento, he hecho un gran esfuerzo, pero ha valido la pena, y tengo mucha ilusión por lo que viene».

Lo más inmediato, antes de estudiar Ingeniería Aerospacial con toda probabilidad, es la PAU. En realidad, no le hace falta examinarse puesto que ha superado las pruebas de ingreso en el campus de Delft, pero quiere «hacerlo lo mejor posible». ¿Claves? «Conocer el modelo de examen es una ayuda importante» y también lo es el instituto: «Interaccionar con los profesores sirve para aprender y ver las prioridades».

  1. Imagen principal - «Tenemos que estar tranquilos, estamos preparados»
    Paula Ruiz Román IES Manuel Gutiérrez Aragón

    «Tenemos que estar tranquilos, estamos preparados»

Paula Ruiz está «preparada pero nerviosa». En esa dualidad seguramente vivan estos días muchos alumnos de FP o bachilleres, como ella, que no pueden sacudirse del todo la incertidumbre a pesar de haber superado el Bachillerato con holgura. Paula quiere estudiar Medicina, una carrera con una calificación de corte alta. «Me gustaría quedarme aquí, en la UC, pero no descarto irme fuera por la nota», revela.

Se va a emplear a fondo en la PAU. En la fase 2 se examinará de Química, Biología y Matemáticas Sociales. «Quiero que llegue ya el día, que sea jueves por la tarde», dice en un receso de su jornada de estudio, que transcurre entre esquemas, exámenes de otros años y repasos en el instituto. «Tenemos que estar tranquilos, estamos preparados».

  1. Imagen principal - «Echar los nervios a un lado y que la PAU no sea un mal trago»
    Valeria Cosío Faces IES Manuel Gutiérrez Aragón

    «Echar los nervios a un lado y que la PAU no sea un mal trago»

Lo que Valeria Cosío desea para los más de 3.000 alumnos que, como ella, empiezan mañana la PAU es que puedan «echar los nervios a un lado para hacerlo lo mejor posible; que la PAU no sea un mal trago». Ella no vivirá las pruebas con la presión de la nota de corte –Filología Clásica no exige una calificación alta–, y en Latín y Griego, dos de sus asignaturas predilectas, las pruebas no cambian en exceso en esta convocatoria. No obstante, se ha quedado con ganas de prepararse y practicar con más modelos de examen.

Valeria estudia en la biblioteca, donde mejor se concentra, y sigue una planificación por temas y bloques. Empezó hace un par de semanas y mantiene la confianza en sus posibilidades.

Cosas que no cambian

Hay, sin embargo, cosas que no cambian. Los nervios son una de ellas. Por mucho que el Bachillerato haya ido bien, no desaparecen del todo. Las siglas de la PAU –antes EBAU, y primero Selectividad– aparecen en el imaginario escolar desde bien temprano.

«Si pudiera, haría todos los exámenes del tirón para quitármelos de encima», cuenta con desparpajo María Alonso. Se imagina inquieta en la primera prueba de la convocatoria, la de Lengua y Literatura –«ojalá caigan 'Nada' y Carmen Laforet»–, pero también entiende que la tensión si irá diluyendo conforme avancen los exámenes.

Es preciso recordar que la PAU cuenta el 40% de la nota de admisión a la carrera. El 60% restante lo traen los alumnos impreso ya en sus expedientes de Bachillerato –hasta 2000, los porcentajes eran 50%-50%, pero el cambio lo introdujo Mariano Rajoy, por entonces ministro de Educación–. Según la Estadística de las pruebas de acceso a la universidad de 2024, hay datos significativos en las calificaciones, entre ellos, que Cantabria, con un 7,4, fue el territorio con la nota media más alta en la fase general, si bien es el octavo en cuanto a calificación de acceso a grado (7,58 puntos).

Hay debate en cuando al alza de las calificaciones. En un estudio de 2023, investigadores del Centro de Políticas Económicas de Esade constataron que la nota media de la PAU ha pasado de 8,75 en el curso 2015-16 a 10,34 en el 2021-22. Si bien el alza puede explicarse por la alta participación en la prueba específica, es decir, por el factor competitivo, también pesa el efecto inflacionario «fruto de decisiones políticas» sobre el expediente de Bachillerato (subir su peso a un 60%), la propia PAU (reforma en la prueba general de 2017) o las medidas anticovid.

Lejos ahora de estos debates, María y sus compañeros dedican su tiempo a repasar y apoyarse. Dejan atrás un curso finalista en muchos sentidos. Porque «también es el final de la adolescencia. Nosotras en clase hemos tenido conversaciones profundas sobre este tema, sobre cumplir 18 años. Te haces mayor, es otra etapa».

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