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El epígrafe elegido para definir el recorrido expositivo es 'La gran travesía'. Pero los diez años de un proyecto de arte en el que sus ... dos artífices no podían augurar as dimensiones que más tarde alcanzó; ni anticipar plazos, ni siquiera planificar el futuro, perfectamente podría calificarse como una escalera hacia el cielo del arte. Ellos, Juan Riancho y Fernando Zamanillo, inauguraron el 11 de julio de 1985 la galería Siboney en un Santander donde la cultura era un escapararte en verano y apenas un latido muy débil el resto del año. Su espacio de arte constituyó una de las señales de que la ciudad empezaba a vivir un cambio que, pese a desiguales e inconstantes periodos marcados por el mercado y la evolución social, llega hasta un presente, a modo de umbral esperanzador. La escalera, en realidad, está en la primera de las fotografías que abre la muestra conmemorativa de Siboney, 1985-1995, que hoy se inaugura en el Centro de Documentación de la Imagen de Santander.
El retrato de la fotógrafa GUS (María Luisa Sanjuán) muestra a los fundadores de la galería, entonces ubicada en Castelar, una semana antes de la apertura. La última imagen de las cincuenta fotografías que integran la muestra -un reflejo vivo y representativo de un periodo clave del mundo del arte en la ciudad-, está firmada por el fotoperiodista de El Diario, Roberto Ruiz, y en ella se recoge el testimonio de la actuación sobre la draga Loreto en el dique seco de Gamazo, durante la fiesta del décimo aniversario de Siboney.
La exposición, presentada ayer por los galeristas, la alcaldesa de Santander, Gema Igual y la concejala de Cultura, Noemí Méndez, supone un álbum por el que asoman rostros clave de la cultura santanderina, algunos ya fallecidos, y por seguir, el símil, una sucesión de peldaños del ascenso de Siboney, sus proyectos y decisiones, complementando o en paralelos a otras citas del arte en Cantabria, nacionales e internacionales. Inauguraciones, ferias, comparecencias, publicaciones en una edificación que va más allá del mercado del arte para convertirse en el espejo público de una comunidad en la que el artista estaba en el epicentro del hecho cultural.
En realidad, el CDIS acoge la celebración del cuarenta aniversario del proyecto Siboney, espacio ahora ubicado en Santa Lucía que continúa su trayectoria (estos días incorpora una exposición del fotógrafo y poeta visual Chema Madoz). En la Biblioteca Central de Cantabria se inauguró ya la muestra de los escultores Antón Lamazares y Francisco Leiro, que rememora la cita fundacional de Siboney. El CDIS, ahora, bajo la dirección de Manuela Alonso, que ha editado una publicación catálogo en su Colección 'Pequeño formato', acoge ese medio centenar de imágenes, en su mayoría retratos, pero también espacios, lugares, acontecimientos que testimonian el vínculo entre el arte y la ciudad.
Entre cierta nostalgia, también ironía y humor, Riancho y Zamanillo diseccionaron el proyecto gráfico trazado por la huella de los fotógrafos: Maxi del Campo, Carlos Atienza, Pedro Palazuelos, Miguel de las Cuevas, Jorge Fernández, Celedonio, Luis Peralta, Sé Quintana, Javier Lasén, Pablo Hojas y los citados anteriormente.
Y lo trascendente: sesenta artistas cántabros configuraron la materia prima de esta década de explosión creativa canalizada a través de la galería.
El itinerario gráfico, a través de la década fundacional y sus hitos, es una crónica visual del arte en Cantabria, compartida hasta el 12 de junio. Una mirada reposada y profundamente documentada sobre uno de los episodios más relevantes en la reciente historia del arte contemporáneo en Santander. «Nos encontramos, sin lugar a dudas, ante una exposición que tiene un valor testimonial muy destacado, tanto por la selección y calidad de las fotografías como por la manera en que éstas nos permiten entender la evolución de una galería que nació con vocación de renovar el panorama artístico de nuestra ciudad», destacó Igual.
Imágenes, muchas veces inéditas, que reconstruyen no solo la historia de un espacio artístico, sino también un momento cultural clave para Santander, una época de apertura, de diálogo y de apuesta firme por la creación contemporánea. «Muchos de esos nombres, que hoy forman parte del patrimonio cultural de nuestra región, iniciaron aquí su andadura o vivieron momentos decisivos de su carrera», apuntó la alcaldesa.
Riancho precisó que la muestra se centra en la primera década porque es «imposible abarcar tanto tiempo» en una exposición fotográfica. Aludió a la saturación de imágenes desde que nació la fotografía digital, lo que dificulta la selección. «En este caso, todas las fotos expuestas han sido tomadas con una cámara analógica por fotógrafos y fotógrafas de Cantabria», dijo quien ha ejercido también de comisario de la exposición, tras reconocer que algunas de las fotos «no sabían ni que existían».
El galerista hizo hincapié en que el mundo ha cambiado totalmente y la muestra también es reflejo de ello. Siboney tomó el testigo de Sur y en el camino asoman muchas galerías supervivientes o desaparecidas. Llegaron a convivir once en la ciudad de las cuales tres coincidieron en una edición de ARCO, algo que Riancho destacó como insólito frente a otras comunidades. «Antes el arte era presencial, el artista era el protagonista y los coleccionistas no existían como tal. Era un mundo muy distinto», recalcó.
La galería, cabe recordar, ha tenido dos etapas: la que refleja esta exposición,1985/1995, bajo la dirección compartida, y una segunda hasta nuestros días, en manos de Riancho, quien también ejerció durante dos décadas como director de Artesantander. Además de la propia galería santanderina en sí, 'La gran travesía' incluye algunos hechos decisivos ligados a Siboney: Dos meses después de abrirse al público, el proyecto se ampliaba al 'inaugurar' también el Palacete del Embarcadero como espacio expositivo. Para ello presentó en sociedad una exposición de esculturas de Manolo Raba.
Otro peldaño de ese año fundacional se plasmó en que Siboney coordinó la primera exposición de escultura contemporánea importante de la generación de artistas surgidos en los 80: «Juan Ruiz, Daniel Gutiérrez Adán, Miguel Ángel Lázaro y María Jesús Cueto». Zamanillo, también exdirector del antiguo Museo de Bellas Artes, quien nunca se ha considerado galerista, evoca en el texto destinado a la muestra del CDIS las raíces de Siboney que se gestaron durante el invierno de 1984. La idea era la creación de un espacio que «atrajera artistas más jóvenes y supusiera un nuevo eslabón en la historia del comercio de arte en la región, avanzando y rejuveneciendo así los pasos ya dados durante tantos años atrás por otras galerías», caso de la Sala Sur, de Manuel Arce, la Galería Delta, de Manolo Docal y la Galería Rúa, de Coco Piris».
Significativas son las imágenes reunidas en el CDIS que revelan inauguraciones mediáticas; la primera participación en una feria, con el estand en Interarte de Valencia; la primera comparecencia en ARCO con la obra de Civera, y nombres históricos vinculados a la trayectoria de la galería: Xesús Vázquez, Pelayo Ortega, o Rafa Riancho, ya fallecido.
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