Chema Aragón, un cazatalentos para dirigir la política deportiva del Racing

Ahora la situación ha sido a la inversa. Después de que Mikel Martija anunciara al club que dejaba el cargo, se buscó un relevo con una trayectoria solvente, como era obligado, pero que al mismo tiempo casara con el entrenador. Es el caso de Chema Aragón, que ya confió en JAL en su etapa como máximo responsable del Mirandés, donde armó con presupuestos de guerra varias plantillas solventes que llevaron a los jabatos a consolidarse en Segunda y brillar en Copa. Para facilitar la decisión, el vallisoletano estaba sin equipo tras desvincularse del Elche, de modo que todas las piezas encajaban.

Chema Aragón, cuyo nombre ya se barruntaba desde el primer momento, como publicó El Diario Montañés, se convirtió en el nuevo director deportivo del Racing. Así lo anunció el club poco después de la afectiva rueda de prensa de despedida de Martija en una decisión a la que el vasco no era ajeno. Pero el Racing quiso dosificar los tiempo y dejar un lapso entre un anuncio y otro para no restarle protagonismo a quien ha sido la cabeza visible de su área deportiva durante tres años.

Predecesor y sucesor tendrán tiempo de charlar en el que será un relevo tranquilo, sin traumas más allá del contratiempo que para el club y el proyecto supone la marcha por motivos personales de un profesional con el que contaba en su planificación, y que constituía una de las bases de la hoja de ruta de Higuera y Ceria.

Quien ya es el máximo responsable deportivo verdiblanco, llega a Santander con un contrato que le vincula durante los próximos dos años, hasta el 30 de junio de 2027, y de nuevo con la vocación –el tiempo mostrará si es así– de que su etapa en Santander sea muy larga. Por el momento, dos temporadas firmadas, una más de las que tenía su antecesor, aunque si el de Lasarte no tenía un contrato más largo era sencillamente porque lo había rechazado. También Aragón expresó, durante su brevísima etapa en el Elche, su gusto por el trabajo a largo plazo. «Se van a arrepentir de haberme firmado un solo año», bromeaba al llegar al Martínez Valero. Finalmente la experiencia no salió bien, pero revelaba la filosofía del vallisoletano.

José María Aragón Zamora (Valladolid, 22 de junio de 1970) tiene una larga trayectoria como ojeador y planificador de equipos. Brilló especialmente durante su etapa en el Mirandés, entre 2017 y 2023, y precisamente en Anduva avaló el fichaje de José Alberto López, entrenador de los jabatos en la temporada 20-21. JAL respondió a la confianza con resultados, dejando a los rojillos en la zona templada de la clasificación pese a su modesto presupuesto y al equipo de retales –de excelentes retales– que cada año se debe confeccionar en Miranda. Era su primera experiencia en los banquillos fuera de Asturias (aunque ya era un entrenador contrastado que había dirigido al primer equipo del Sporting) y Aragón fue su avalista.

A dos días de cumplir los 55 años, es un profundo conocedor del fútbol en sus categorías formativas y acumula una basta experiencia de cerca de dos décadas vinculado al rastreo del mercado como director deportivo (en el Guijuelo, el Mirandés y, muy brevemente, en el Elche), secretario técnico y en agencias de representación de futbolistas tras dejar atrás una etapa en banquillos de equipos modestos y de formación.

Desde 2014, su trayectoria ha sido sostenida pero ascendente, progresando en categoría y objetivos de sus equipos. Con la llegada de Aragón, el Racing persigue de nuevo consolidar un proyecto a largo plazo y mantener el mismo nivel de compenetración con el entrenador del primer equipo, un JAL que le conoce muy bien.

Su mejor etapa fue la de Anduva. De sus gestiones nacieron, por ejemplo, las dos cesiones de Íñigo Vicente al Mirandés antes de que el mediapunta se desvinculara del Athletic y llegara como agente libre a Santander. Sergio Camello, Marcos André –después de que Chuti Molina abortase su cesión al Racing tras publicarse la llegada del brasileño en El Diario–, Vivian y Juanlu son otros ejemplos de futbolistas de un perfil similar que recalaron en Miranda.

Quizá condicionado por las circunstancias o sencillamente por su experiencia y modo de trabajar, demostró en Miranda una gran capacidad para detectar talentos jóvenes que ofrecieron un gran rendimiento en Anduva, además de contactos y recursos para buscar tanto cesiones de promesas como jugadores en libertad por uno u otro motivo que resultaron posteriormente muy valiosos en su equipo.

Ahora su tarea será incluso más ambiciosa en un Racing que se nutre también de estos jóvenes futbolistas con proyección llegados a préstamo (en la medida de los posible, con opción de compra), pero que para consolidar su progresión necesita contar, en especial entre sus puntales, con jugadores en propiedad. Con un bloque consolidado es un planteamiento factible, pero que necesariamente deberá ir acompañado de inversión o de un enorme acierto en apuestas estratégicas de juventud.

Aragón llega con la exigencia de consolidar y reforzar una primera plantilla que cuenta con 16 futbolistas con contrato en vigor y que tras disputar esta temporada la fase de ascenso a Primera se encontrará con una exigencia aún mayor, que ya ha comenzado incluso a generar desgaste en el entrenador. Con mucho trabajo hecho, pero con posiciones clave en las que serán necesarios refuerzos de calidad y, eso sí, un techo salarial y una situación económica mucho mejor de la que ha navegado Martija tanto esta temporada como, y especialmente, a su llegada a los Campos de Sport.

Lo hará con el crédito y la expectativa del recién llegado y un gran currículum, pero con una labor que se someterá a un riguroso escrutinio. Por la herencia recibida y por las nuevas expectativas del racinguismo, que ya comienza a ver el ascenso, al menos un sector, no como una meta sin horizonte temporal, sino como un objetivo para el curso venidero e incluso una exigencia. Son los dolores de crecimiento.