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Miedo a la pérdida de empleo, al impacto del cierre de sucursales en determinados territorios y al riesgo de concentración en determinados segmentos como el ... crédito a las pymes. Son los tres argumentos que sindicatos, asociaciones, empresas y particulares desgranarán en la insólita consulta pública que el Gobierno pondrá en marcha a lo largo de este martes para recabar el sentir de la sociedad en torno a la opa de BBVA sobre Banco Sabadell.
Un movimiento nunca visto en una operación corporativa pero que desde el Gobierno justifican por el caracter «hostil» de la oferta del banco vasco. Está previsto que esta misma tarde el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ofrezca cómo se aterrizará esa consulta que ha generado una fuerte expectación entre los agentes implicados.
No solo por ser la primera en este tipo de operaciones, sino por las dudas en torno a su posible finalidad. «El Ejecutivo solo ha dicho hasta ahora que la consulta no tendrá un carácter vinculante, pero sí lo tendrá en cuenta para tomar su decisión... entonces, ¿cómo va a transparentar ese proceso?», apuntan fuentes financieras.
De ser así -que no se conozcan oficialmente las respuestas que se recaban- se abriría la puerta a una posible reclamación desde BBVA, aunque el banco descarta pronunciarse en torno a futuros movimientos hasta que se concrete las características de la consulta. De momento, los equipos de las dos entidades, también del Sabadell, trabajan para analizar si pueden responder a la misma, aunque parece evidente que, de ser así, las posiciones serán similares a las empleadas en los últimos meses por parte de los dos bancos.
Lo mismo ocurrirá con los otros agentes implicados. Desde el anuncio de la operación, los sindicatos han criticado el riesgo para el empleo en un sector que ya ha sufrido varias décadas de severos ajustes. De hecho, las tres últimas grandes operaciones en la banca -la absorción del Popular por parte del Santander, la fusión de CaixaBank y de BBVA y la de UNicaja y Liberbank- terminaron con más de 13.200 salidas de empleados y el cierre de unas 3.500 sucursales, según datos recopilados por Efe.
Desde el principio de la operación, las cifras que se han manejado apuntan a los 4.000 despidos en el caso de BBVA y Sabadell, si se tiene en cuenta que el banco vasco aspiraba a lograr 300 millones en sinergias de personal. Y la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, elevaba este martes la cifra a una posible pérdida de hasta 5.000 empleos si se consuma la fusión.
En todo caso, cabe recordar que en este tipo de procesos, las salidas suelen ser pactadas con los sindicatos, incluso con más solicitudes de adhesión que las planteadas por las entidades.
Por su parte, los consumidores mostrarán su temor por el riesgo para la inclusión financiera y el impacto que la unión de los dos bancos implicará para las condiciones de los productos contratados en Sabadell, sobre todo en lo que se refiere a la oferta de depósitos y préstamos. En este último caso, BBVA ha adquirido determinados compromisos ante Competencia que también defenderá para convencer al Gobierno, como mantener las líneas de circulante (financiación con plazo igual o inferior a un año) de las pymes del Sabadell, así como el volumen de crédito total de las pymes cuya cuota CIRBE agregada sea al menos del 85%, porcetaje que baja de forma notable en territorios donde hay más riesgo para el sector.
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