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Mismos pitidos, mismos rostros y mismo mensaje. «En la planta de Bridgestone de Puente San Miguel no sobra nadie». Lo que cambió este viernes ... fue el escenario, la plantilla de la fábrica trasladó su grito a la sede del Gobierno de Cantabria, en la calle Peña Herbosa. Hasta ahí se acercaron en torno a 200 empleados, muchos de ellos acompañados de sus familias, en el que fue el quinto día de huelga para plantar cara contra el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que propone el despido colectivo de 211 trabajadores, la mitad de la plantilla. Una mañana de protesta que concluyó con una reunión entre el comité de empresa (UGT-FICA, CC OO, BUB y SITB) y la presidenta del Ejecutivo regional, María José Sáenz de Buruaga, acompañada del consejero de Industria, Eduardo Arasti.
El motivo por el que los trabajadores decidieron llevar su protesta en esta ocasión a las puertas del Ejecutivo Regional se debe a que reclamaban que el equipo de Gobierno les mantenga informados de la mediación que está llevando a cabo con la empresa. Es por ello que hasta Peña Herbosa se trasladaron buena parte de la plantilla, muchos de ellos en tren, y se acercaron caminando por las calles de Santander hasta la sede del Gobierno haciendo ruido para ser escuchados.
Debido a compromisos de agenda, la presidenta del Gobierno de Cantabria no pudo recibir en un primer momento a los manifestantes. Más tarde, al mediodía, cuando ya había concluido la protesta, Buruaga junto a Arasti sí se pudieron reunir con la representación sindical en las dependencias del Ejecutivo. Un encuentro que, en gran medida, tranquilizó al comité de empresa. Así lo trasladó al término del mismo su presidente, Luis Ruiz Eguren (UGT-FICA). «Nos han dicho que tanto el Gobierno regional como el nacional están manteniendo contactos con altos cargos de la compañía para buscar soluciones», algo que refleja una situación más «esperanzadora» que la que se había trasladado en la última conversación en la que se les comentó que se estaba hablando con los responsables de la factoría en Puente San Miguel, lo que «no era suficiente, pero ahora sí se está apelando a mandos de la compañía con capacidad suficiente para tomar decisiones», explica el sindicalista.
Respecto a la exigencia con la que acudieron a Peña Herbosa este viernes para tener presencia en dichas mediaciones que se están fraguando, Ruiz Eguren tras la reunión relajó su postura. «Queremos estar ahí, pero la presidenta y el consejero nos han dicho que la empresa no estaría cómoda con nuestra presencia así que nosotros lo tenemos que dar por bueno si eso va a ayudar a llegar a soluciones». Por lo que, dijo, no tienen otro remedio que aceptar quedarse fuera del grupo de trabajo que tanto el Gobierno regional como el nacional han conformado con la empresa para dar forma a un plan de acción.
Buruaga al respecto expuso que se «está echando el resto» y se está trabajando en tres líneas para resolver el conflicto. La principal y primordial es la de intentar «minimizar al máximo el expediente de regulación». El segundo eje que se está allanando es el de asegurar la viabilidad de la planta explorando nuevos proyectos y, por último, trabajan para intentar que todos aquellos empleados de la planta que pierdan su puesto puedan encontrar un nuevo empleo «en el corto plazo». «Hemos actuado con sensibilidad y con rapidez, tomando la iniciativa, liderando la solución al conflicto, tanto para involucrar a Bridgestone Europa como al Gobierno central y al Ministerio de Industria», que forma parte del grupo de trabajo, aseguró la jefa del Ejecutivo cántabro sobre el plan de acción.
El ambiente en Peña Herbosa durante la protesta, pese a la palpable preocupación de los trabajadores, estuvo tranquilo en las dos horas que duró la convocatoria. Muchos de los afectados que acudieron lo hicieron en compañía de sus hijos pequeños. Es el caso de Laura San Sebastián, que trabaja desde hace 18 años en la planta de Puente San Miguel. «Hay que hacer partícipes de esto a los niños, también están preocupados al ver que sus padres van a perder sus puestos», explicaba. «Son muchos años en esta situación, incluso esperaba que fueran a anunciar el cierre de la fábrica», reconoció la manifestante al tiempo en el que apostilló que «tenemos que luchar por nuestros puestos» y aseguró que los paros de producción que están realizando sí causan impacto en la empresa. «Aunque ahora no haya muchos pedidos los que entran siempre son urgentes y esto es una forma de presión». Este sábado continuará la huelga y se anunciarán las próximas acciones que se van a acometer, entre ellas está previsto convocar más días de paros y trasladar en esta ocasión la manifestación a la embajada de Japón en Madrid, país donde tiene la matriz la multinacional, e incluso acudir al Parlamento Europeo.
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