
Seila Fernández Arconada
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Seila Fernández Arconada
Seila Fernández Arconada, artista e investigadora multidisciplinar, será este año la pregonera de las fiestas patronales de su pueblo, San Felices de Buelna. No será ... la única parada que hará en Cantabria este año. La artista viajera convierte el arte en una herramienta de reflexión colectiva sobre justicia ecosocial y que habita en entornos difíciles como puede ser Ucrania, un lugar al que ha viajado a menudo. Lo frecuenta con tanta asiduidad que allí ha estado hasta el pasado martes, después de tres meses trabajando en varios proyectos artísticos y voluntariados.
-¿Cómo ha sido su última estancia en Ucrania?
-Complicada, quizá más que las anteriores, últimamente los ataques hacia población civil se han recrudecido. Yo lo he vivido desde Kiev, con bombardeos diarios. Es una información que no llega al exterior porque es repetitiva, pero la preocupación es cada vez mayor y el agotamiento físico y mental muy alto. La diferencia con lo que viví en 2022 es que la defensa ucraniana actúa, antes no, y puede frenar algunos de los misiles y drones que llegan, aunque no todos. Algo totalmente dependiente del apoyo exterior.
-¿Y qué hay detrás de ese viaje?
-Uno de mis proyectos en 2025 lleva por título 'La guerra no vino a mí yo vine a ella'. No es lo mismo que una guerra llegue a tu vida, a que tu vayas a su encuentro por decisión propia. Son realidades muy distintas y es ahí, desde una vulnerabilidad compartida, donde busco tejer puentes y preguntas. También he iniciado el proyecto colectivo 'Río Dnipro: pertenencia ecosocial en tiempos de guerra', para explorar las incertidumbres ecosociales por la invasión rusa. Ese río es la arteria principal de este país, sin embargo, durante esta guerra también se convirtió en una frontera, un frente de agresión. El río es testigo directo de esta guerra y sentirlo buscando reimaginar nuestras conexiones humanas mientras pensamos en justicia ecosocial es vital.
-No han sido los únicos proyectos desarrollados allí.
-En abril he sido mentora del proyecto 'Art Therapy Force', una red interdisciplinar que trabaja con el arte como terapia para abordar el trauma y otras consecuencias psicológicas ocasionadas por la guerra. En ese proyecto he dirigido talleres con niñas y niños de diferentes edades, provenientes de comunidades muy cercanas al frente de guerra. Ha sido un proyecto importante para mí.
-¿Cómo define su trabajo?
-Soy una artista-investigadora multidisciplinar centrada en incertidumbres ecosociales contemporáneas. Trabajo en colaboraciones situadas, abordando retos medioambientales y sociales en procesos que habitan entre prácticas artísticas, la educación formal y no formal y las prácticas ecológicas y humanitarias. Mi trabajo está en www.seilafernandezarconada.net.
-Son trabajos en equipo, ¿con quién o quiénes?
-Depende del proyecto. Con los proyectos artísticos mencionados he tenido apoyo de Insha Osvita. Es una plataforma cultural ucraniana que conozco desde 2016, cuando participé en el proyecto 'Ukraine-Lab, desarrollo de comunidades en regiones postcrisis', como una de las integrantes de un diálogo interdisciplinar para la construcción de la paz en Donbas. Conocí ahí la realidad de las numerosas consecuencias de los primeros pasos de la invasión rusa, actualmente en curso, ahora a escala nacional.
-También se mueve dentro del voluntariado.
-Ahí somos redes de artistas que buscamos apoyar en todos los ámbitos, nos coordinamos de diferentes formas, por ejemplo, últimamente hemos recopilado donaciones para hacer llegar equipo sanitario a Karhiv. O, a veces, subastamos obras artísticas para ello. Yo hago lo que puedo, pero los de ahí son quienes están constantemente ejerciendo el voluntariado, es supervivencia colectiva y muchas veces sienten que han sido olvidados, y eso duele mucho.
-¿Cuántos países ha visitado para llevar a cabo su labor?
-He vivido en muchos países, Reino Unido, Colombia, Perú, México, China, entre otros, y visitado más. Es la realidad de vivir una vida un tanto nómada. Actualmente resido en Berlín, pero viajo mucho, no es un campo de trabajo fácil y las oportunidades en estos proyectos son limitadas.
-En Ucrania recibió la noticia de su elección como pregonera de las fiestas de su pueblo.
-Así es, y me ha hecho mucha ilusión porque estoy muy orgullosa de ser de San Felices. A pesar de poder pasar poco tiempo, crecer en mi pueblo ha sido crucial para ser quien soy. Siempre que estoy en un proyecto hablo sobre San Felices, es el lugar del que provengo y me importa, es por eso que sigo estando activa en redes y colectivos en Cantabria.
-¿En la región tiene otros proyectos interesantes?
-Además de esta próxima visita a Cantabria, ya te adelanto también que estaré en agosto dirigiendo un curso de verano para la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en Santander. Un taller que lleva por título 'Prácticas Artísticas para la renovación ecosocial'. De hecho ya está abierta la matrícula para participar.
-Un verano en Cantabria, tendrá ganas, seguro.
-Ya está cerca ese momento de poder volver a Cantabria, primero para el pregón, y poder agradecer profundamente esta oportunidad de ser pregonera en mi pueblo a las personas que han confiado en mí, en mi trabajo y dedicación. A pesar de que no vivo en San Felices a tiempo completo me siento parte de esta comunidad. En cada proyecto menciono y describo de dónde provengo, es muy importante en mi vida. Llevar una vida nómada por trabajo requiere de un esfuerzo adicional y volver a San Felices es volver a unas raíces que son y siguen sosteniendo mi vida.
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