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Mayores espacios libres de humos. Ese es el objetivo que pretende conseguir el ministerio de Sanidad con la futura ley del tabaco. Una medida ... que prohibirá fumar en vehículos de uso laboral, en centros docentes, incluyendo sus espacios al aire libre, como los patios de los institutos o los campus universitarios. Asimismo, quedarán libres de humo las instalaciones deportivas, las piscinas de uso colectivo, las marquesinas de los autobuses y zonas de ocio al aire como las salas de fiestas exteriores. Otro de los puntos importantes del anteproyecto de la nueva ley -que todavía tiene que pasar por el Consejo de Ministros y el Parlamento- es que los vapeadores serán equiparados normativamente al tabaco convencional en cuanto a restricciones de uso en espacios públicos.
¿Y qué piensan los cántabros de esta futura norma? Pues la recibieron este viernes con división de opiniones. Uno de los puntos donde se verán afectados por la prohibición son el entorno de las facultades universitarias, en las que muchos estudiantes aprovechan el tiempo de descanso entre clases o durante sesiones de estudio para dar una calada rápida. Algunas universitarias como Olga Balmori les parece mal la futura ley: «Para empezar la gente que está estresada fuma, y el no poder fumar ni tan siquiera en la calle ya me parece hasta excesivo».
Con el convencimiento de que puede estar bien su erradicación en las instalaciones universitarias se encontraba Lorena Maza. «Me parece bien y entendible que se prohíba en el campus», aseguraba. Aunque su opinión ya cambiaba en el tema de fumar en las terrazas: «Si estás ahí a gusto tomando algo, me parece que se pasa un poco del límite que no puedas hacerlo, porque a este paso los fumadores ya no van a tener como ningún espacio. Aunque entiendo que es la finalidad buscada, que cada vez cada gente fume menos y se vaya eliminando totalmente el tabaco en nuestra sociedad».
Lorena Maza
Universitaria
José Gabriel Montejo
Vecino de Santander
Olivia González
Universitaria
Antonio Sisniega
Universitario
En el caso del estudiante Antonio Sisniega confensaba que no le parece «grave» hacer uso de cigarrillos convencionales o eléctricos en los aledaños de la universidad. «Mientras sea al aire libre no me parece mal que se pueda fumar, al fin y al cabo no es un sitio cerrado donde se pueda molestar a la gente».
Olivia González, también universitaria, afirmaba que el tema había sido objeto de debate durante la jornada de estudio que tuvo este viernes en la biblioteca del edificio Interfacultativo de la Universidad de Cantabria. «Hay países que son más estrictos en esta materia que España, así que es una propuesta que a nivel sanitario se entiende perfectamente, pero como joven y fumadora pues me mata, aunque nos conviene que lo prohíban», valoraba.
Si hay un lugar que ha sido motivo de reivindicaciones entre los no fumadores para que se conviertan en espacios libres de humo han sido las terrazas. José Gabriel Montejo, vecino de Santander, se alineaba con la medida que quiere aplicar Sanidad. «Estoy totalmente de acuerdo, porque el humo no tiene fronteras y entonces estar en una mesa de una terraza significa que puedes respirar el tabaco de una mesa contigua», destacaba.
Desde el otro lado de la barra también celebran la supresión del tabaco en terrazas. Omairy Robles trabaja como camarera y está contenta con que la medida vaya hacia delante. «Yo en los personal no fumo, entonces me parece perfecto para los que no fumamos», sostuvo. «En mi caso soy asmática y me molesta muchísimo cuando estamos en ese momento de recoger las mesas y la gente inconscientemente te tira el humo a la cara».
La implementación de esta medida se enmarca dentro de un plan integral contra el tabaquismo, que fue ratificado el año pasado por la mayoría de comunidades autónomas en el seno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Dicho plan, si bien no detallaba las ubicaciones específicas, establecía la aspiración de ampliar progresivamente los espacios libres de humo. De ese plan también han surgido otras medidas como son la futura imposición del empaquetado genérico para los cigarrillos y el tabaco de liar. Otro de los aspectos que se recogió fue la prohibición de los saborizantes en los vapeadores.
Y es que no son pocos los que revelaban que se encuentran cómodos ante esta decisión. «A mi me parece muy bien, porque como yo no fumo me molesta el humo y me parece estupendo», celebraba María González, vecina de la capital cántabra. «Está claro que esta medida perjudica a los fumadores, pero a los que no lo hacemos, nos viene bien».
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